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PiEnSa CoMo CoMes
El hombre moderno se enorgullece de su «evolución» desde hombre de las cavernas a viajero del espacio, y contempla desdeñosamente su pasado primitivo. En lo que atañe a la dieta, empero, la especie humana ha experimentado una marcada «des-evolución» o degeneración de sus hábitos alimentarios, una degeneración instigada por el tan cacareado advenimiento de la civilización, acontecimiento que ha creado una separación permanente entre el hombre y la naturaleza. · Coma con moderación y disfrutará de una vida larga y saludable. La medida taoísta básica consiste en comer hasta sentirse lleno en un 70 u 80 por ciento. La Madre Naturaleza castiga invariablemente a los glotones con toda suerte de desgracias. El cuerpo humano es sencilla- mente incapaz de aprovechar las enormes cantidades y complejas combinaciones de comida con que el hombre civilizado y sedentario tiende a atiborrarse cada día. · Mastique bien la comida antes de ingerirla. Esto se aplica sobre todo a los hidratos de carbono, que necesitan ser previamente digeridos por la ptialina, una enzima alcalina que se encuentra en la saliva. El consejo de Gandhi a este respecto tiene ecos de sabiduría taoísta: «Bebe tu comida y mastica tus bebidas», lo cual quiere decir que los alimentos sólidos deben masticarse hasta que adquieran una consistencia líquida antes de ser tragados, mientras que los líquidos deben ser ingeridos tan lentamente como los alimentos sólidos. · Evite los alimentos y bebidas cuya temperatura sea extremadamente fría o caliente. Una sopa excesivamente caliente, por ejemplo, irrita la delicada mucosa del paladar y del esófago, lo cual perjudica la salivación y la peristalsis. Uno de los peores crímenes digestivos es el de beber durante las comidas agua con hielo u otros líquidos helados. Tales bebidas frías, al llegar a un estómago lleno de comida, provocan el cierre por contracción de los minúsculos conductos que secretan los jugos gástricos, con lo que interrumpen la digestión y desencadenan la putrefacción y la fermentación del bolo alimenticio. Cuando la temperatura del estómago se normaliza de nuevo, ya es demasiado tarde para iniciar una digestión correcta. De hecho, cualquier bebida que se ingiera en grandes cantidades junto con la comida diluye los jugos gástricos y dificulta la digestión. El vino y la cerveza, empero, constituyen excepciones a esta regla, porque son bebidas fermentadas (es decir, predigeridas) que, al ser tomadas en cantidad moderada, contribuyen a facilitar la digestión. Incluso la Biblia aconseja «tomar un poco de vino por el bien del estómago».
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